Jengibre

El jengibre (Zingiber officinale) es una planta originaria del sudeste asiático, conocida por su raíz carnosa y su sabor picante, que ha sido utilizada tanto en la gastronomía como en la medicina tradicional durante miles de años. Sus propiedades terapéuticas se deben principalmente a los compuestos bioactivos que contiene, como el gingerol, responsable de sus efectos antiinflamatorios, antioxidantes y analgésicos. El jengibre es ampliamente reconocido por su capacidad para mejorar la digestión, aliviar náuseas y vómitos, reducir la inflamación y fortalecer el sistema inmunológico. Además, se le atribuyen beneficios en el tratamiento de dolores musculares, problemas articulares, y la capacidad para estimular la circulación y regular los ciclos menstruales.

Las aplicaciones del jengibre son diversas, desde su uso en infusiones hasta su inclusión en tratamientos tópicos y suplementos alimenticios. En la medicina tradicional, se emplea para tratar resfriados, malestares digestivos y trastornos menstruales. Aunque se considera generalmente seguro, se debe consumir con moderación, ya que su consumo excesivo puede provocar irritación estomacal o interacciones con ciertos medicamentos. En resumen, el jengibre es un potente aliado natural para promover la salud digestiva y general, con una amplia gama de beneficios respaldados por la ciencia.

Decocción

  • 10 gramos de jengibre (Fresco y pelado. No uses jengibre en polvo)
  • 1 cucharada de miel (Cruda. Es opcional)
  • 500 ml de agua (2 tazas)

Las cantidades señaladas son para una sola persona

  1. Lleva el agua a ebullición en una olla pequeña.

  2. Pica el jengibre en trozos pequeños y machácalos ligeramente.

X / Twitter Facebook