Compresión de la médula espinal y raíces nerviosas

La columna vertebral protege la médula espinal, que es fundamental para la transmisión de señales nerviosas entre el cerebro y el resto del cuerpo. Ciertas afecciones, como la estenosis espinal (estrechamiento del canal espinal) o una hernia de disco, pueden ejercer presión sobre la médula espinal o los nervios. Esto puede interrumpir la señalización nerviosa, generando dolor crónico y disminuyendo la capacidad del sistema nervioso para regular el equilibrio energético, lo que provoca síntomas de fatiga extrema.


Reducción del flujo sanguíneo al cerebro

Algunas personas con problemas cervicales (en el cuello) experimentan una disminución del flujo sanguíneo cerebral. Las alteraciones en la columna cervical, como una mala alineación o una tensión muscular excesiva, pueden afectar las arterias que llevan sangre al cerebro. Esto limita el suministro de oxígeno y nutrientes, causando síntomas de cansancio, mareos y dificultad para concentrarse, que se asemejan a los del SFC.

Una disminución en el flujo sanguíneo puede, además, intensificar la sensación de fatiga, ya que el cerebro depende de una irrigación adecuada para funcionar de forma óptima. Además, si la sangre no fluye correctamente hacia el resto de los tejidos u órganos, entonces habrá una pobre entrega de nutrientes a estos; porque es la sangre la que transporta los nutrientes y el oxígeno en todo el cuerpo. Por lo tanto, los problemas de circulación sanguínea o el estrechamiento de los vasos sanguíneos, por una o por otra causa, puede derivar en sensación de fatiga constante.