Introducción

El aceite de ricino, extraído de las semillas de la planta Ricinus communis, es conocido y utilizado desde hace siglos debido a sus múltiples propiedades terapéuticas y aplicaciones en diversos campos, desde la medicina hasta la cosmética y la industria. Este aceite, espeso y de color amarillento, se destaca por su alta concentración de ácido ricinoleico, un ácido graso monoinsaturado que le confiere muchas de sus propiedades beneficiosas para la salud.



Extracción del aceite de ricino

El aceite de ricino se obtiene principalmente a través del prensado en frío de las semillas de Ricinus communis. Las semillas de esta planta contienen entre un 40% y un 60% de aceite, por lo que son una fuente rica de este recurso natural. El proceso de extracción debe realizarse cuidadosamente, ya que las semillas contienen ricina, una toxina altamente peligrosa que, si se ingiere en ciertas cantidades, puede ser letal. Afortunadamente, el proceso de prensado en frío y de filtrado elimina la mayor parte de esta sustancia, haciendo que el aceite resultante sea seguro para su uso en aplicaciones médicas y cosméticas.