9. Si bien la falta de vitamina C no causa directamente un aumento en los niveles de colesterol, no obstante, existe una relación compleja e indirecta entre la deficiencia de vitamina C y el metabolismo del colesterol, que podría contribuir a un perfil lipídico menos favorable en algunos casos. Procedo a explicarte.
10. Gran parte del colesterol en nuestro cuerpo termina convirtiéndose en ácidos biliares, los cuales produce el hígado para la absorción y excreción de colesterol. Pues bien, la vitamina C es un cofactor esencial para la enzima 7-alfa-hidroxilasa, que es la enzima limitante de la velocidad en la vía principal para la síntesis de ácidos biliares a partir del colesterol. Esto supuesto, una deficiencia de vitamina C puede reducir la actividad de la 7-alfa-hidroxilasa, lo que lleva a una disminución en la conversión de colesterol en ácidos biliares. Esto podría resultar en una acumulación de colesterol en el hígado y, potencialmente, en la sangre. [6]
11. Las lipoproteínas de baja densidad (LDL, comúnmente conocido como “colesterol malo”) de la oxidación. Las LDL oxidadas son más propensas a ser captadas por los macrófagos en las paredes arteriales, contribuyendo a la formación de placa aterosclerótica. Una deficiencia de vitamina C podría llevar a un aumento de la oxidación de LDL, promoviendo indirectamente la aterosclerosis, aunque esto no eleva directamente el colesterol total o LDL. [7]
12. En este escenario es esencial la suplementación con vitamina C, puesto que a partir de los alimentos difícilmente podemos lograr dosis de reposición. De 2 a 4 gramos diarios por dos semanas podrían ser convenientes, pero la dosis puede variar en algunos casos. Corregida ya la deficiencia de vitamina C, si persisten los altos niveles de colesterol en sangre, hay que bogar a lo más profundo del tema: la disbiosis o desequilibrio en las bacterias intestinales:
Disbiosis