Baños de contraste: La alternancia de frío y calor en intervalos de tiempo controlados (ejemplo: 1 minuto de frío, seguido de 2 minutos de calor, y repetir varias veces) potencia los efectos de la vasoconstricción y vasodilatación, ayudando a la circulación sanguínea, la oxigenación de los tejidos y la eliminación de toxinas. Los deportistas suelen recurrir a esta modalidad tras entrenamientos intensos para optimizar la recuperación y minimizar las lesiones.
Contraindicaciones y precauciones
Problemas cardiovasculares: Personas con hipertensión, hipotensión severa o patologías cardiovasculares deben consultar a su médico antes de someterse a cambios bruscos de temperatura. El estrés que sufren los vasos sanguíneos bajo estas condiciones puede agravar la patología o desencadenar episodios agudos.
Reacciones cutáneas y problemas de sensibilidad: La piel sensible o con lesiones, como quemaduras o afecciones dermatológicas, puede reaccionar negativamente al frío o calor extremos. Así mismo, quienes padecen neuropatías o alteraciones de la sensibilidad deben extremar las precauciones, ya que podrían no notar dolor excesivo durante la exposición.
Estado de salud general y supervisión profesional: Embarazadas, personas con enfermedades crónicas o convalecientes de cirugías recientes deben evitar prácticas termoterapéuticas extremas. En todos los casos, es recomendable contar con la supervisión de un profesional de la salud, como fisioterapeutas o médicos deportivos, para garantizar que la aplicación de frío o calor sea la adecuada según las características individuales y el contexto clínico.