Las hormonas regulan el ciclo de crecimiento del cabello. Los altos niveles de estrógeno prolongan la fase de crecimiento, pero tras el parto, los niveles caen y muchos folículos entran en fase de reposo (telógena), causando caída notable. Similarmente, en la menopausia la disminución de estrógenos puede hacer que el cabello se vuelva más fino y crezca más lentamente.
Por otro lado, tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo pueden alterar el ciclo capilar, causando caída difusa. El equilibrio hormonal es crucial para el funcionamiento normal del ciclo capilar. Las fluctuaciones hormonales interrumpen este ciclo y afectan el crecimiento del cabello. En resumen, desequilibrios hormonales, como los que ocurren durante el embarazo, menopausia o problemas de tiroides, pueden causar caída temporal del cabello.
3. Afecciones médicas
En condiciones como la alopecia areata, el sistema inmune ataca por error los folículos pilosos, causando inflamación y deteniendo el crecimiento del cabello. Se cree que factores genéticos y ambientales desencadenan esta respuesta autoinmune. Los hongos como los dermatofitos (tiña) también pueden generar pérdida de cabello, ya que invaden el cabello, causando inflamación y debilitamiento, lo que lleva a la rotura y caída de este. Asimismo en el lupus, la inflamación crónica puede dañar los folículos. Y en la diabetes la circulación sanguínea se ve afectada, incluyendo la del cuero cabelludo, lo que puede comprometer la nutrición de los folículos.