Las causas
¿Por qué se mete la grasa en exceso en el hígado? Esta se acumula en dicho órgano cuando el cuerpo no puede manejar de manera eficiente los nutrientes que recibe, especialmente los azúcares y grasas. El hígado procesa las grasas que comemos y las almacena para obtener energía. Cuando este proceso se desequilibra, ya sea por problemas en el metabolismo de las grasas o por una mayor producción de grasa en el hígado, la grasa se acumula en las células hepáticas. Con el tiempo, esto puede causar inflamación y daño al hígado.
El consumo de grasas en sí generalmente no causa hígado graso, sino el incorrecto metabolismo de estas grasas y la excesiva producción de triglicéridos en el hígado. Sí, el hígado produce triglicéridos, que es la forma de grasa más común y abundante que tenemos en el cuerpo. Debemos, pues, preguntarnos por qué el cuerpo no habría de procesar bien las grasas, y por qué el hígado produciría más triglicéridos de los que debiera. No hace falta que rebusquemos la respuesta, pues ya se sabe y se enseña ampliamente que esto se debe principalmente a los altos niveles de glucosa (azúcar) y de insulina en sangre.
El hígado procesa azúcares y grasas. Cuando hay mucha azúcar en la sangre (hiperglicemia), el cuerpo produce mucha insulina (hiperinsulinemia) para intentar que ese azúcar entre en las células. Pero si las células se vuelven resistentes a la insulina, el azúcar no puede entrar y se queda en la sangre. Entonces, el hígado, para ayudar, transforma ese exceso de azúcar en grasa (triglicéridos) y la almacena, lo que con el tiempo puede llevar a un hígado graso.
Así que la hiperglicemia, y la resistencia a la insulina y su subsecuente hiperinsulinemia, común en personas con obesidad o diabetes tipo 2, son los principales culpables. Porque, además, cuando las células del cuerpo no responden bien a la insulina, el hígado sigue produciendo más glucosa (azúcar) de la necesaria y, al mismo tiempo, convierte ese exceso de azúcar en grasa. Esta grasa, en lugar de ser enviada a otros tejidos para su almacenamiento, puede quedarse en el hígado, agravando la acumulación. También influyen condiciones como el estrés oxidativo y la inflamación crónica, que dificultan que el hígado elimine la grasa correctamente.