El ayuno intermitente ha ganado popularidad como una estrategia para perder peso y mejorar la salud metabólica y general. Existen evidencias científicas que sugieren que el ayuno intermitente también puede ser beneficioso para revertir el hígado graso no alcohólico. Esto lo hace mediante varios mecanismos:
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Aumento de la lipólisis: Durante los periodos de ayuno, el cuerpo recurre a las reservas de grasa para obtener energía. Esto aumenta la descomposición de las grasas (lipólisis) en el hígado, reduciendo la acumulación de grasa. [19]
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Mejora de la sensibilidad a la insulina: Como ya hemos visto, el hígado graso a menudo se asocia con la resistencia a la insulina. El ayuno intermitente puede mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que facilita que las células utilicen la glucosa de manera eficiente y reduce la acumulación de grasa en el hígado. [20]
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Autofagia: El ayuno prolongado puede inducir la autofagia, un proceso celular que elimina los componentes dañados de las células, incluyendo las células del hígado. Esto puede ayudar a reparar el daño hepático y mejorar su función. [22]