El ayuno intermitente ha ganado popularidad como una estrategia para perder peso y mejorar la salud metabólica y general. Existen evidencias científicas que sugieren que el ayuno intermitente también puede ser beneficioso para revertir el hígado graso no alcohólico. Esto lo hace mediante varios mecanismos:

  • Reducción de la lipogénesis: El ayuno intermitente reduce la cantidad de tiempo que el cuerpo pasa en estado de “alimentación”, lo que disminuye la producción de nuevas grasas (lipogénesis) en el hígado. [18]

  • Aumento de la lipólisis: Durante los periodos de ayuno, el cuerpo recurre a las reservas de grasa para obtener energía. Esto aumenta la descomposición de las grasas (lipólisis) en el hígado, reduciendo la acumulación de grasa. [19]

  • Mejora de la sensibilidad a la insulina: Como ya hemos visto, el hígado graso a menudo se asocia con la resistencia a la insulina. El ayuno intermitente puede mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que facilita que las células utilicen la glucosa de manera eficiente y reduce la acumulación de grasa en el hígado. [20]

  • Reducción del estrés oxidativo e inflamación: El ayuno intermitente puede disminuir el estrés oxidativo y la inflamación, dos factores importantes en el desarrollo y progresión del hígado graso. [21]

  • Autofagia: El ayuno prolongado puede inducir la autofagia, un proceso celular que elimina los componentes dañados de las células, incluyendo las células del hígado. Esto puede ayudar a reparar el daño hepático y mejorar su función. [22]