Entonces, hasta ahora hemos visto que el paciente oncológico debe 1) oxigenar su cuerpo, 2) combatir posibles infecciones crónicas, 3) evitar los altos niveles de glucosa en sangre, y 4) optar por el consumo de ciertas plantas anticancerígenas y sus productos. Con todo y eso, poco se puede lograr si hay deficiencia de vitamina D. Por lo tanto, pasemos a considerar este asunto.


5. Corregir deficiencia de vitamina D

Con deficiencia de vitamina D incrementa el riesgo de desarrollar cáncer, y los pacientes que ya lo tienen, si no corrigen la deficiencia, se pueden estancar en el proceso de mejoría. Esta es una de las deficiencias más comunes en la actualidad, por nuestro estilo de vida y nuestra dieta. La deficiencia de vitamina D puede contribuir al desarrollo y progresión del cáncer debido a las múltiples funciones de esta vitamina en el mantenimiento de la homeostasis celular, la regulación del sistema inmunológico y la prevención de alteraciones en los procesos de proliferación y diferenciación celular. (Evidentemente, ante un cáncer no es aconsejable ponerse a suponer que se tiene o no deficiencia de vitamina D. Lo mejor es descartar mediante un examen médico de 25-hidroxivitamina D.) [55, 56] 

 

1. Papel de la vitamina D en la regulación celular: La forma activa de la vitamina D, el calcitriol (1,25-dihidroxivitamina D), ejerce su efecto a través del receptor de vitamina D (VDR), un factor de transcripción presente en muchas células, incluidas las epiteliales y del sistema inmunológico. Este receptor regula genes asociados con la homeostasis celular, y su deficiencia puede alterar procesos cruciales: