El azul de metileno puede interactuar con varios medicamentos. Una preocupación importante es su interacción con fármacos serotoninérgicos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN) y los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), ya que esta combinación puede provocar un síndrome serotoninérgico grave o incluso fatal [12, 25]. También puede interactuar con medicamentos para la presión arterial, anestésicos y medicamentos utilizados para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) [32]. Además, puede reducir la eficacia de los nitratos o los bloqueadores de los canales de calcio [32].

Antes de usar azul de metileno, se deben tener en cuenta varias precauciones importantes. Es necesario monitorizar a los pacientes para detectar posibles reacciones anafilácticas y de hipersensibilidad [1]. Si no hay resolución de la metahemoglobinemia después de dos dosis, se deben considerar tratamientos alternativos [1]. El azul de metileno puede causar anemia hemolítica, especialmente en pacientes con deficiencia de G6PD o en dosis altas [1, 12]. Puede interferir con los dispositivos de monitorización in vivo, como la oximetría de pulso, lo que lleva a lecturas inexactas de la saturación de oxígeno [31].

Los pacientes deben ser advertidos sobre la posible alteración de la capacidad para conducir y operar maquinaria debido a mareos y alteraciones visuales [14]. También puede interferir con las pruebas de laboratorio que utilizan indicadores azules [1]. Se debe tener precaución en pacientes con insuficiencia renal o hepática debido a la posible eliminación retardada del fármaco [1]. Los pacientes deben estar preparados para la posible decoloración azul-verdosa de la orina, las heces y la piel y el riesgo de fototoxicidad [12, 14]. También existe la posibilidad de confusión, mareos y trastornos de la visión [14].


Conclusión

En resumen, el azul de metileno es un compuesto versátil con aplicaciones bien establecidas en el tratamiento de la methemoglobinemia y un potencial prometedor en diversas otras condiciones, incluyendo la encefalopatía inducida por ifosfamida, la vasoplejía y ciertas infecciones. Su capacidad para mejorar la función mitocondrial, actuar como antioxidante y modular importantes vías de señalización subraya su relevancia terapéutica. La investigación continúa explorando su potencial en enfermedades neurodegenerativas y otras áreas de la medicina.