1. Alteración de la barrera hematoencefálica (BHE): La inflamación crónica puede debilitar la BHE, una estructura que protege al cerebro de sustancias dañinas en la sangre. Cuando esta barrera se ve comprometida, citoquinas proinflamatorias, moléculas dañinas, e incluso bacterias y hongos, pueden entrar al cerebro, promoviendo neuroinflamación. Estas bacterias y hongos pueden venir del propio intestino, e incluso de la boca.


2. Activación de la microglía: La microglía, es decir, las células inmunitarias residentes del cerebro, se activa en presencia de citoquinas proinflamatorias. Esta activación genera la liberación de más mediadores inflamatorios en el cerebro, como:

  • IL-1β.

  • TNF-α.

  • Óxido nítrico.