La relación entre inflamación y depresión no es unidireccional. La depresión puede aumentar la inflamación al:

  • Estimular el sistema nervioso simpático.

  • Alterar los patrones de sueño.

  • Promover conductas poco saludables como la mala alimentación, el sedentarismo o el abuso de sustancias.

 

Este círculo vicioso perpetúa tanto la inflamación como los síntomas depresivos.