La deficiencia de vitamina C se puede corregir por la suplementación oral, pero si se tiene acceso a las megadosis endovenosas, mejor; porque la cantidad que se administra en una sola dosis endovenosa supera por mucho la cantidad que podemos absorber a nivel gastrointestinal en una sola toma. [95, 96]
Habiendo tomado en cuenta y abordado todos los aspectos hasta ahora mencionados, francamente cabe la pregunta: “¿Hay algo más que pueda hacer?”. Pues parecen muchas cosas a la vez, ¿verdad? Pero no solo sí hay algo más que se puede hacer para evitar o combatir el cáncer, sino que lo que ahora sigue representa uno de los factores cancerígenos más olvidados y menos tomados en cuenta, siendo que realmente es uno de los más silentes (lo que lo hace más peligroso), nocivos y frecuentes: La intoxicación crónica por metales tóxicos, llamado también por algunos “metales pesados”.
7. Limpiarse de metales tóxicos
Los metales tóxicos, como el arsénico, el cadmio, el aluminio, el plomo y el mercurio, son sustancias que no tienen ninguna función biológica importante en los humanos, de los que es sabido que en concentraciones moderadas se vuelven tóxicos y pueden causar daños significativos a la salud, incluido el cáncer. Estos causan daños mediante varios mecanismos:
1. Estrés oxidativo: Los metales tóxicos pueden generar radicales libres en el cuerpo. Los radicales libres son moléculas inestables que dañan las células, las proteínas y el ADN al "robarles" electrones en un proceso llamado oxidación. Este daño acumulativo se conoce como estrés oxidativo. El estrés oxidativo puede provocar daño al ADN, al romper las cadenas de ADN, alterar las bases nitrogenadas y crear mutaciones. Estas mutaciones pueden activar oncogenes (genes que promueven el crecimiento celular descontrolado) o inactivar genes supresores de tumores (genes que controlan el crecimiento celular y reparan el ADN).