2. Ejercicio físico regular y equilibrado: El ejercicio físico moderado y constante se asocia directamente con el incremento de los niveles de glutatión y otras enzimas antioxidantes, como la superóxido dismutasa (SOD) y la catalasa [15]. Esto ocurre porque, durante la actividad física, el cuerpo genera radicales libres y responde incrementando las defensas antioxidantes a modo de adaptación [16]. Lo recomendable es encontrar un balance que evite el sobreentrenamiento, ya que entrenamientos demasiado intensos y prolongados sin la recuperación adecuada pueden agotar las reservas de glutatión [17]. Rutinas de fuerza combinadas con ejercicios de tipo aeróbico como caminar, trotar o montar bicicleta ayudan a mantener una síntesis equilibrada de glutatión y refuerzan la capacidad detoxificante del organismo [18].

3. Suplementación y dieta rica en precursores: Una vía adicional para mejorar los niveles de glutatión es la suplementación con nutrientes que actúan como precursores. Entre ellos destaca la N-acetilcisteína (NAC), ampliamente estudiada por su eficacia para incrementar la disponibilidad de cisteína en el organismo [19]. La suplementación con vitamina C y E también contribuye a mantener el glutatión en su forma reducida, potenciando su efecto antioxidante [2]. No podemos olvidar la importancia de la ingesta adecuada de selenio y zinc, minerales que juegan un papel crucial en la funcionalidad de muchas enzimas relacionadas con el glutatión [20].En el ámbito de la dieta, es esencial priorizar alimentos ricos en compuestos azufrados (como brócoli, coliflor, repollo, cebolla y ajo) y proteínas de alta calidad (huevos, legumbres, frutos secos, semillas y pescados) [4]. Asimismo, las frutas y verduras cargadas de fitonutrientes, como las bayas y las espinacas, aportan no solo vitaminas y minerales, sino también otros antioxidantes que trabajan en sinergia con el glutatión [21]. Beber suficiente agua, preferiblemente filtrada, ayuda a eliminar toxinas y a sostener un buen estado de hidratación, fundamental para la actividad enzimática y la salud celular [22].

4. Grounding o contacto con la tierra: El grounding, también denominado earthing, consiste en establecer contacto directo de la piel (generalmente los pies) con la superficie de la Tierra [23]. Esta práctica, avalada por un creciente número de estudios científicos en el área de la fisiología y el bienestar humano, se basa en la hipótesis de que nuestro organismo puede equilibrar su carga eléctrica al estar en contacto con electrones libres de la Tierra [24]. Al reducirse la inflamación sistémica y el estrés oxidativo, se crea un entorno más favorable para que el glutatión cumpla con sus funciones antioxidantes y detoxificantes [25]. Muchos participantes de Protocolos CANA han reportado mejoras en el descanso nocturno y una sensación de mayor vitalidad tras prácticas regulares de grounding, lo que podría explicarse por su efecto modulador sobre el sistema nervioso autónomo [23, 24].