En definitiva, la contribución del azufre al proceso de síntesis del glutatión es uno de los ejes centrales de la medicina naturista e integrativa. El uso prudente de plantas medicinales, alimentos funcionales y suplementos específicos puede ser de gran ayuda para mantener o elevar los niveles de este antioxidante maestro, siempre y cuando se acompañe de hábitos de vida que promuevan el equilibrio del organismo en su totalidad [5].


LA MICROBIOTA INTESTINAL Y SU INFLUENCIA EN LOS NIVELES DE GLUTATIÓN


La microbiota intestinal, también conocida como flora intestinal, hace referencia al conjunto de microorganismos que habitan en el tracto gastrointestinal, cumpliendo funciones vitales en la digestión, la protección contra patógenos y la regulación inmunológica [39,40]. Desde inicios del siglo XX, con las investigaciones de Élie Metchnikoff [41], se propuso que la modulación de los microbios intestinales podía impactar la longevidad y la salud integral. Estudios posteriores han corroborado esta visión, destacando la relación bidireccional entre la microbiota y numerosos procesos metabólicos, incluida la síntesis y mantenimiento de antioxidantes esenciales como el glutatión [42,43].


Cuando la microbiota se encuentra en equilibrio (eubiosis), favorece la integridad de la barrera intestinal y la optimización de diversas vías metabólicas, incluidas aquellas que generan ácidos grasos de cadena corta (AGCC) [44,45]. Estos AGCC promueven un ambiente antiinflamatorio y un óptimo funcionamiento hepático, con lo cual se refuerza la capacidad del hígado para sintetizar glutatión. Por el contrario, la disbiosis (desequilibrio en la composición de la microbiota) se asocia con un aumento del estrés oxidativo y la inflamación sistémica, condiciones que pueden incrementar el consumo de las reservas de glutatión [46,47].