• Hojas o piso de bosque: En zonas boscosas, el sustrato puede ser rico en materia orgánica y humedad, lo que permite un intercambio de electrones bastante efectivo. Caminar o sentarse sobre hojas, musgo o el propio suelo puede brindar una experiencia de grounding.

  • Dispositivos de grounding o earthing en interiores: Para quienes viven en áreas urbanas densas o no cuentan con fácil acceso a superficies naturales, existen dispositivos específicamente diseñados para “conectar” el cuerpo a tierra. Estos productos incluyen sábanas, tapetes o muñequeras conductoras que se enchufan a la toma de corriente de la casa, utilizando la clavija de tierra para transferir electrones [15]. Si bien la efectividad puede variar, numerosos usuarios y algunos estudios de caso han reportado beneficios.


  • 6. Radicales libres, estrés oxidativo y cómo el grounding puede ayudar

    Radicales libres y estrés oxidativo

    Los radicales libres son entidades químicas altamente reactivas que presentan uno o más electrones sin aparear en su orbital externo [10]. Entre los más comunes y estudiados se encuentran las especies reactivas de oxígeno (ERO), tales como el anión superóxido (O2•⁻), el radical hidroxilo (•OH) y el peróxido de hidrógeno (H2O2), aunque este último no es un radical en sí, pero actúa en la cascada de reacciones que generan daño oxidativo. Cuando el cuerpo produce más radicales libres de los que es capaz de neutralizar, ocurre un desequilibrio conocido como estrés oxidativo, fenómeno asociado a la patogénesis de múltiples enfermedades crónicas, como aterosclerosis, diabetes, hipertensión y diversas enfermedades neurodegenerativas [16].