Por Protocolos CANA
La Ashwagandha, conocida también como Withania somnifera, es una hierba adaptógena venerada en la medicina ayurvédica durante milenios. Su nombre sánscrito se traduce “olor a caballo”, aludiendo a su capacidad para conferir la fuerza y vitalidad de un semental. Su nombre científico, Withania somnifera, tiene un origen peculiar: “Withania” se cree que fue nombrado en honor a Henry Witham, un geólogo británico que estudió botánica fósil, mientras que “somnifera” en latín significa “inductor del sueño”1.
Este tesoro botánico ha sido tradicionalmente utilizado para una amplia gama de dolencias, desde el estrés y la ansiedad hasta la inflamación y la debilidad. En las últimas décadas, la ciencia moderna ha comenzado a desentrañar los mecanismos de acción de la Ashwagandha, confirmando muchos de sus usos tradicionales y revelando nuevas aplicaciones terapéuticas2. En este artículo, exploraremos el origen, la historia, los beneficios, los compuestos bioactivos y las consideraciones de uso de la Ashwagandha, basándonos en la evidencia científica más reciente.
Origen, usos ancestrales e historia
Originaria de las regiones áridas de la India, el norte de África y el Medio Oriente, la Ashwagandha ha sido un pilar de la medicina ayurvédica, uno de los sistemas médicos más antiguos del mundo con más de 6,000 años de historia, durante más de 3,000 años3. Crece mejor en la zona de rusticidad 6 del USDA, un área que experimenta temperaturas mínimas promedio de -10 a -5 grados Fahrenheit5. Es una hierba perenne que se adapta bien a ambientes cálidos y es extremadamente tolerante a la sequía, prefiriendo suelos secos y bien drenados1. Curiosamente, en la antigüedad, las raíces de la Ashwagandha se quemaban para repeler animales salvajes, como los leones1.