Activa la circulación sanguínea, abre poros e inhibe microbios

En Ayurveda (rasa “katu”) y en la farmacopea china, los picantes “dispersan el frío” y “abren la superficie” para sudar; en la cocina-medicina mediterránea, ajo y pimientas eran antisépticos cotidianos. Su mecanismo es sencillo: compuestos pungentes activan terminaciones sensoriales, mejoran el riego sanguíneo periférico y fluidifican secreciones; muchos aceites aromáticos son antimicrobianos. Como ejemplos podemos citar el jengibre, el ajo, la cayena, la pimienta negra, el rábano picante, la mostaza, el tomillo, el orégano, la canela y el clavo de olor, las cuales son útiles al inicio de resfriados, congestión espesa, digestión lenta por frío y manos/pies fríos. Evitar con gastritis o úlcera, hemorroides activas, piel muy sensible y precaución si usa anticoagulantes.


3) Astringente

Sella” y tonifica tejidos

De los taninos hablaban ya los romanos al curtir pieles y “apretar” encías con cortezas. La tradición europea, china y americana usó astringentes para diarreas y sangrados leves. Los taninos se unen a proteínas de las mucosas, reducen la permeabilidad y frenan secreciones. Entre las plantas astringentes típicas se encuentran: hamamelis, agrimonia, corteza de roble, hojas de frambueso, alchemilla, cáscara de granada, té verde/negro, arándano europeo, tormentila y salvia. Pueden ser beneficiosas en diarreas inespecíficas, gingivitis, pequeñas hemorragias y varículas incipientes. Evítalas o limítalas en caso de estreñimiento crónico, anemia por mala absorción o si requieres absorber fármacos o suplementos cercanos (separa las tomas 2 o 3 h).