Deshincha, desespasma y refresca

Desde Hipócrates hasta los tratados árabes, los “semillas dulces” y las mentas se usaban tras comidas pesadas. Sus aceites esenciales relajan músculo liso intestinal, reducen fermentación y alivian náuseas; también refrescan el aliento. Ejemplos: hinojo, anís, comino, cilantro, cardamomo, manzanilla, melisa, menta piperita, angélica y eneldo; útiles para gases, cólicos, digestión nerviosa, náuseas leves y halitosis. Evitar/precaución en reflujo gastroesofágico (menta puede aflojar el esfínter), embarazo y lactantes según la planta y la forma (aceites esenciales concentrados requieren mucho cuidado).


6) Ácido/Agrio

Refresca, hidrata y aporta antioxidantes

En Persia, India y el Mediterráneo se usaron bebidas ácidas (tamarindo, escaramujo, sumac) para “paliar el calor” y acompañar comidas grasas. Los ácidos orgánicos y polifenoles aumentan salivación, favorecen vaciamiento gástrico y aportan antioxidantes similares a la vitamina C. Como ejemplo de plantas amargas, podemos citar el hibisco, el escaramujo, el tamarindo, el limón, la acerola, la grosella negra, el arándano rojo, el zumaque culinario, la acedera y los frutos de berberis. Éstas pueden resultar beneficiosas cuando hay sed y calor corporal, digestiones grasas, inicio de estados febriles y como toque antioxidante. Deben evitarse en gastritis o úlcera activas, y se debe proteger el esmalte dental enjuagando con agua después de usarlas. Hay que moderarlas si hay reflujo.