Remineraliza y drena
Pueblos costeros de Asia y Europa incorporaron algas como alimento-medicina; en tradiciones europeas, la ortiga y la cola de caballo se usaron para fortalecer cabello y uñas. Su riqueza en minerales y silicio apoya tejidos y diuresis suave. Ejemplos de ello son: kelp, dulse, nori, wakame, espirulina, chlorella, ortiga, cola de caballo, paja de avena y trébol rojo; útiles en fragilidad ungueal/capilar, dietas pobres en minerales y retención leve de líquidos. Precaución con tiroides (yodo de algas), enfermedad renal y contaminantes en algas de origen dudoso.
9) Rubefaciente
Calienta y afloja tensiones locales
Desde cataplasmas de mostaza en Europa hasta fricciones con capsicum en América, se usan para “traer sangre a la superficie” y aliviar el dolor por contrairritación. Sus principios activan la vasodilatación cutánea, el calor local y el alivio reflejo. Ejemplos de rubefacientes: capsicum/ají, mostaza, jengibre fresco, canela, clavo, gaulteria (salicilatos), árnica (uso externo), romero, eucalipto y pimienta de Jamaica. Algunas condiciones o situaciones en las que puede ser útil usarlas, son: contracturas, rigidez lumbar, resfriados con “pecho apretado” y manos frías. Evítense en piel lesionada, varices avanzadas, hipersensibilidad cutánea; debe usarse la árnica internamente; téngase especial cuidado en alérgicos a salicilatos.