Por Protocolos CANA


Introducción

El estrés oxidativo, un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la disponibilidad de antioxidantes en el organismo, se ha identificado como un factor clave en el desarrollo y la progresión de numerosas enfermedades. Este desequilibrio conduce al daño celular y tisular, y se ha implicado en patologías tan diversas como el cáncer, la enfermedad de Alzheimer y las enfermedades cardiovasculares 1. Los radicales libres, moléculas inestables con uno o más electrones desapareados, pueden originarse tanto de fuentes exógenas, como la exposición a la contaminación y el humo del cigarrillo, como de procesos metabólicos endógenos normales 1.

En condiciones fisiológicas, el cuerpo mantiene un equilibrio entre la producción de estos radicales y la acción protectora de los antioxidantes. Sin embargo, cuando la producción de radicales libres excede la capacidad antioxidante del organismo, se produce el estrés oxidativo, que puede alterar lípidos, proteínas y ADN, comprometiendo la función celular 1. La omnipresencia del estrés oxidativo en diversas enfermedades subraya la importancia fundamental de los mecanismos de defensa antioxidante. El hecho de que incluso los procesos metabólicos normales generen radicales libres resalta la necesidad continua de esta protección.

En este contexto, la superóxido dismutasa (SOD) emerge como una enzima crucial, constituyendo la primera línea de defensa enzimática contra los radicales superóxido, uno de los principales tipos de radicales libres producidos en el organismo 5. La SOD cataliza la dismutación del anión superóxido en peróxido de hidrógeno y oxígeno molecular, iniciando una secuencia de reacciones que finalmente conducen a la eliminación de especies reactivas de oxígeno (ROS) menos dañinas 5.