• Daño por isquemia-reperfusión: La isquemia, una reducción del flujo sanguíneo, seguida de la reperfusión, la restauración del flujo, puede causar daño oxidativo significativo en los tejidos, incluyendo el corazón. La SOD ha demostrado ser efectiva en modelos animales de lesión por isquemia-reperfusión miocárdica, protegiendo el corazón del daño oxidativo y la inflamación 15. Al eliminar el superóxido, la SOD ayuda a reducir la formación de otros ROS dañinos y a preservar la función cardíaca después de un evento isquémico 15.

      La efectividad de la SOD en la mitigación de la lesión por isquemia-reperfusión sugiere su uso potencial en la protección del corazón durante eventos como ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, donde el flujo sanguíneo se interrumpe temporalmente y luego se restaura.

  • El sistema nervioso:

    • Prevención de enfermedades neurodegenerativas: El estrés oxidativo se ha implicado en la patogénesis de diversas enfermedades neurodegenerativas, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La SOD, especialmente las isoformas SOD1 y SOD2, juega un papel importante en la protección contra el estrés oxidativo en el sistema nervioso 1. Se ha observado una actividad reducida de enzimas antioxidantes como la SOD en las regiones afectadas de pacientes con enfermedad de Alzheimer 33.

      Además, mutaciones en el gen que codifica para la SOD1 están directamente relacionadas con la ELA familiar, una forma hereditaria de esta enfermedad 19. El vínculo entre las mutaciones de la SOD1 y la ELA implica fuertemente el estrés oxidativo en la patogénesis de las enfermedades neurodegenerativas. Se está explorando el potencial de la SOD y sus miméticos como agentes terapéuticos 33.