Modificar tu entorno de trabajo es fundamental para reducir la carga visual. El centro de la pantalla debe estar entre 15 y 20 grados por debajo del nivel de tus ojos y a una distancia de 50 a 70 centímetros. Esto permite una posición más natural del cuello y que los párpados cubran una mayor parte del globo ocular, reduciendo la evaporación de la lágrima [7]. Evita que la luz de ventanas o lámparas incida directamente sobre tus ojos o la pantalla. Usa filtros de pantalla antirreflejos si es necesario. La iluminación ambiental debe ser moderada; trabajar en una habitación oscura con una pantalla muy brillante es una de las peores prácticas para tus ojos.

4. Palpado ocular

Esta técnica, popularizada en métodos de reeducación visual como el Método Bates, busca relajar profundamente los ojos y la mente. Frota las palmas de tus manos para generar calor. Cierra los ojos y cúbrelos suavemente con las palmas ahuecadas, sin aplicar presión sobre los globos oculares. Los dedos deben quedar sobre la frente. Respira profundamente y concéntrate en la oscuridad total durante 1-2 minutos. La combinación de calor suave, oscuridad y la exclusión de estímulos visuales ayuda a relajar los músculos extraoculares y el músculo ciliar. Este estado de “apagón” sensorial induce una respuesta parasimpática (“descanso y digestión”), contrarrestando directamente la hiperactividad simpática causada por el estrés visual [8].


Nutrientes esenciales para la salud ocular y nerviosa

Una nutrición adecuada proporciona los bloques de construcción necesarios para proteger las delicadas estructuras del ojo y mantener un sistema nervioso saludable.