1. Extracto de mirtilo (Bilberry, Vaccinium myrtillus):
El mirtilo es un fruto rico en un tipo de flavonoides llamados antocianinas. Éstas son potentes antioxidantes que tienen una afinidad especial por los tejidos de la retina. Se ha demostrado que mejoran la microcirculación en los capilares oculares, lo que facilita la entrega de oxígeno y nutrientes. También ayudan a la regeneración de la rodopsina, el pigmento visual necesario para la visión nocturna y la adaptación a diferentes niveles de luz. Estudios en humanos han sugerido que el extracto de mirtilo puede reducir los síntomas subjetivos de la fatiga ocular, como el cansancio y la visión borrosa [12]. Generalmente se utiliza en forma de extracto estandarizado.
2. Ginkgo Biloba:
Conocido por sus efectos sobre la memoria y la circulación cerebral, el Ginkgo Biloba también tiene aplicaciones en la salud ocular. De hecho, mejora el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluyendo los finos vasos que irrigan el nervio óptico y la retina. Esta mejora en la perfusión puede ayudar a aliviar la fatiga al optimizar la función celular. Además, sus flavonoides y terpenoides tienen efectos neuroprotectores y antioxidantes, que podrían proteger a las células nerviosas del ojo del estrés metabólico [13]. Pero el Ginkgo Biloba puede interactuar con medicamentos anticoagulantes, por lo que es importante tener sumo cuidado si se está tomando este tipo de fármaco y consultar con tu médico.
3. Manzanilla (Chamaemelum nobile)
La manzanilla es una de las plantas más conocidas para el cuidado de los ojos debido a sus propiedades antiinflamatorias, antisépticas y calmantes. Puedes preparar una infusión de manzanilla (con bolsitas de té o flores secas), déjala enfriar completamente y empapa unas gasas o discos de algodón estériles. Colócalos sobre los párpados cerrados durante 10-20 minutos. Es muy importante asegurarse de que la infusión esté completamente fría para evitar quemaduras y de que la solución sea lo más estéril posible para no causar una infección.