5. ¿La intoxicación solo ocurre con las reservas llenas?
Generalmente, sí. Ocurre cuando la ingesta continua excede la capacidad del cuerpo para almacenar la vitamina de forma segura. Las reservas se saturan y el exceso “desborda”, causando daño. Pero la intoxicación aguda no necesariamente requiere reservas llenas. Una dosis masiva única (como la de los exploradores árticos con hígado de oso polar) puede abrumar los mecanismos metabólicos y de transporte del cuerpo inmediatamente, causando síntomas agudos incluso si las reservas crónicas no estaban completamente llenas.
La aparente paradoja de la vitamina D se explica por la diferencia entre RDA (prevenir deficiencia), necesidad óptima y dosis terapéuticas (corregir deficiencia), sumado a la alta prevalencia de niveles bajos y un margen de seguridad relativamente amplio antes de la toxicidad. La analogía con la vitamina A y el hígado de res, aunque lógicamente atractiva, falla estrepitosamente debido a la dosis masiva de vitamina A en porciones normales de hígado de res, un límite de seguridad (UL) mucho más bajo y fácil de superar con dieta, y la rápida acumulación en el hígado, haciendo que el intento de “rellenar depósitos” con altas dosis de hígado sea extremadamente arriesgado.
En resumen, la toxicidad crónica suele ocurrir post-saturación de reservas, pero la aguda puede ocurrir por sobrecarga súbita. La clave, especialmente con la vitamina A del hígado de ciertos animales, es la moderación rigurosa mediante un control personalizado.