Es posible aumentar los niveles de NAD mediante suplementación con precursores (como NMN o NR), ejercicio físico y ayuno intermitente. Esta capacidad de “restaurar” el NAD ha abierto una ventana terapéutica sin precedentes [3].
De hecho, algunos autores consideran al NAD como una de las “monedas de cambio” más valiosas de la medicina moderna, porque su manipulación podría permitir no solo tratar enfermedades, sino prolongar la salud y retrasar el envejecimiento [4].
En este documento haremos un recorrido extenso por la historia, la estructura y las funciones del NAD, explicaremos sus requerimientos nutricionales y fuentes, examinaremos los estudios clínicos más relevantes en humanos y, finalmente, proyectaremos las promesas que esta molécula ofrece al futuro de la medicina regenerativa y preventiva.
2. Historia y descubrimiento del NAD
2.1 Los primeros hallazgos (1906: Harden y Young)